En países donde los niños y niñas suelen comer en el colegio
o la escuela, como los Estados Unidos, desde hace años se sabe que cuando los
niños comen mucho fuera de casa las posibilidades de ser obesos aumentan. En
los últimos 30 años en Estados Unidos la obesidad infantil se ha triplicado
alcanzando ya al 18% de los niños norteamericanos.
Un reciente estudio dirigido por Jennifer Poti muestra bien
a las claras que los niños norteamericanos consumen muchas más calorías de las
que realmente necesitan para su actividad diaria. La mayor parte de esas
calorías provienen de comidas que hacen fuera de casa.
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